Don Gusano se había propuesto recorrer los cinco metros que
separaban el naranjo del limonero. De camino, una pulga, una hormiga,
una mariquita, una tijereta y un grillo deciden acompañarlo. Pero al
llegar a su destino, Don Gusano siguió solo, y apareció un temible
avispón…
Paula Carbonell parte de recursos formulísticos propios de la tradición
oral, como la utilización de estructuras acumulativas y repetición de
sucesos, que propician y facilitan la memorización del texto.
Utilizando esta base, ha creado un cuento sencillo en apariencia pero
que tiene también una segunda lectura. Tanto es así, que el recorrido
que la oruga realiza del naranjo al limonero, y durante el que va
sumando distintos compañeros de viaje, acaba siendo una metáfora de la
propia vida: el cambio de un estado a otro, la aparición de amigos, o de
enemigos, y de los conflictos que sólo se pueden superar a través de la
solidaridad y, finalmente, el amor.
Chené Gómez acompasa al texto unas ilustraciones frescas, con unos
dibujos sencillos pero de gran riqueza expresiva, gracias a la brillante
combinación de técnicas. Consigue escapar del cliché sobre los insectos
que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo. Las imágenes están
llenas de ritmo: en los personajes, en la continuidad de las secuencias y
en la paleta de colores utilizados, colores naturales nada
convencionales.
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